diumenge, 18 de maig del 2008

IX Missa d'en Roger

Roger subió en el altar, la misa estaba a punto de empezar.
Mucha era la gente que había acudido en la Santa Catedral de Lleida, para escuchar la palabra del Señor.
Incluso había gente de otras ciudades, de otras regiones, de otros reinos, cuyos estaban de paso en Lleida, y si dirigían hacía Zaragoza, hacía donde se encontrará el enemigo.

Eran hombres y mujer valientes, no tenían mido a morir, querían defender la Corona de Aragón, sus tierras, sus familias, a toda costa.

Tocarón las campanas de la Catedral lleidatana, Roger pidió silencio a la gran multitud que había presente, y empezó el sermón;


Sed bienvenidos en la casa del Señor queridos hijos.

Me complace ver que cada vez sois más los que acudís a misa, es para mí de honda satisfacción ver a gente nueva por nuestra hermosa villa, gente que se dirige hacía lugares peligrosos, lugares donde hay gente que se dedica ha sembrar el mal, y intentar hacerse con lo que tanto nos ha costado construir.

Gente que mata sin piedad alguna, que asesina a hombres de fe, a gente que no les han hecho absolutamente nada.
Solamente lo hacen por avaricia, por conseguir más y más poder, sin ni tan siquiera, importarles el daño que pueden llegar ha hacer.

Gracias a Dios Nuestro Señor, las tropas inglesas están relativamente sofocadas, sin embargo, tenemos que estar al tanto, vigilar por que a la mínima que puedan, volverán a atacar.
Son gente de mala fe, traidora y sin escrúpulos, nunca se sabe que harán ni como lo harán.

Hermanos, es el momento de estar todos unidos, todos a una.
En estos momentos de tensión y de peligro, debemos olvidar las discrepancias de unos y otros, trabajar y luchar para que no nos quiten lo que tanto nos ha costado conseguir, y tirar adelante!
Por que si no estamos juntos, si no cooperamos los unos con los otros, solamente crearemos divisiones entre nosotros mismos, y sin duda alguna, el enemigo lo aprovechará.

Jóvenes guerreros, vallaos al frente, que no pase ni un inglés, y pensad, que Dios Nuestro Señor os guiará.

Y para terminar el sermón recemos todos juntos;


Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Pilatos,
Morir como martir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina;
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
en la Vida Eterna.




Amén.

Podéis iros en paz hijos, que Dios Nuestro Señor os guíe y os llene de fuerza y valentía para poder plantar cara a las constantes adversidades de la vida.